miércoles, 5 de junio de 2013

El Té - Marc E. Boillat de Corgemont Sartorio


Un importante catedrático universitario se encontraba últimamente en extraños estados de ánimo: se sentía ansioso, infeliz y si bien creía ciegamente en la superioridad que su saber le proporcionaba, no estaba en paz consigo mismo ni con los demás. Su infelicidad era tan profunda cuan su vanidad. En un momento de humildad había sido capaz de escuchar a alguien que le sugería aprender a meditar como remedio a su angustia. Ya había oído decir que el zen era una buena medicina para el espíritu.


En su región vivía un excelente maestro y el profesor decidió visitarle para pedirle que le aceptara como estudiante.


Una vez llegado a la morada del maestro, el profesor se sentó en la humilde sala de espera y miró alrededor con una clara -aunque para él imperceptible- actitud de superioridad. La habitación estaba casi vacía y los pocos ornamentos sólo enviaban mensajes de armonía y paz. El lujo y toda ostentación estaban manifiestamente ausentes.


Cuando el maestro pudo recibirle y tras las presentaciones debidas, el primero le dijo: "permítame invitarle a una taza de té antes de empezar a conversar". El catedrático asintió disconforme. En unos minutos el té estaba listo. Sosegadamente, el maestro sacó las tazas y las colocó en la mesa con movimientos rápidos y ligeros al cabo de los que empezó a verter la bebida en la taza del huésped. La taza se llenó rápidamente, pero el maestro sin perder su amable y cortés actitud, siguió vertiendo el té.

El líquido rebosó derramándose por la mesa y el profesor, que por entonces ya había sobrepasado el límite de su paciencia, estalló airadamente tronando así: " ¡ Necio ! ¿ Acaso no ves que la taza está llena y que no cabe nada más en ella ?".

Sin perder su ademán, el maestro así contestó: "Por supuesto que lo veo, y de la misma manera veo que no puedo enseñarte el zen. Tu mente ya está también llena".

martes, 28 de mayo de 2013

EL BARCO CON RUEDAS...

Cuento Corto creado por:
Juan Pablo Urcola

Había una vez, un barco remolón y muy gruñón que deseaba tener ruedas. Cada tarde desde la costa miraba y miraba a las muchas bicicletas que paseaban por la ciudad.
Una mañana de verano al despertar, decidió que de su labor como pescador de mar y una vez anclado en el muelle, concretaría su sueño de ser un barco bicicleta para poder pasear.

Cuando el capitán volvió de mucho pescar, dejó al resguardo su barco y su casa y se dispuso a llegar. El barco solito entonces al ver a una bicicleta pasar le silbó y la invitó a abordar. La bicicleta encantada subió sin chistar y su amigo el barquito la llevó por el mar.
 
Unas horas pasaron y doña bicicleta se sintió mal, el barquito le dijo que el mar mareos provoca al que acostumbrado no está a navegar.

Una vez de vuelta en la costa el barco tomó coraje y se decidió a hablar, le dijo a doña bicicleta que como ella ruedas quería calzar, para poder pasear, pasear y pasear por la hermosa ciudad. Doña bicicleta prometió al barquito que le diría al capitán. El barco deseaba que su sueño se hiciera realidad y tener unas ruedas muy grandes para que pudiera andar y así los dos juntitos jugar, saltar y pasear.

A la mañana siguiente, el capitán se dispuso a pintar la madera de su barco que vieja estaba ya. Con tal propósito un remolque con ruedas hizo llevar y al barquito subieron con mucha felicidad. Lo engancharon a un tractor y lo sacaron del mar, y al despertar, el barquito asombrado se encontró en la ciudad.

Doña bicicleta lo vio pasar y con mucha velocidad y prudencia al barquito saludó cordial.

Aquel día fue muy especial porque por fin el barquito pudo disfrutar de sus sueño cumplido recorriendo la ciudad y con doña bicicleta jugar, saltar y pasear.


Fin

miércoles, 22 de mayo de 2013

Lamados a ser...

La tradición bíblica ha visto en las propiedades de la sal –dar sabor y preservar los alimentos- un símbolo de la sabiduría. Para Mateo, esta sabiduría es la Palabra de Dios, la Buena Noticia, personificado en la vida de los creyentes: “Ustedes son la sal de la tierra”.

La advertencia de “si la sal pierde su sabor” sigue resonando hoy día, quizás con más urgencia que en otras épocas de la historia de la evangelización de la Iglesia. Nuestro mundo postmoderno, que ha dado ya la espalda a todas las ideologías, sólo reacciona ante el impacto del testimonio, y sin el testimonio de una vida cristiana seria y consecuente, la Buena Noticia se convertirá en una ideología más; habrá perdido todo su sabor.
En la misma línea se mueve la comparación de los cristianos con la luz del mundo. Más explícitamente que la sal, la luz evoca el mensaje de Jesús reflejado en la conducta diaria de sus seguidores. San pablo dirá “si en un tiempo eran tinieblas, ahora son luz por el Señor: vivan como hijos de la luz (Efesios 5, 8). También la luz, sin el testimonio, es opaca; brilla solamente a través de las obras.
En la visión de Isaías de la ciudad irradiando luz desde lo alto y atrayendo a todos los pueblos de la tierra (Is 60, 1 – 3) ve el evangelista la misión universal de anunciar la Buena Noticia, encomendada a los que han sido ya iluminados por la luz de Cristo.
El Señor se glorifica a través de nosotros. Demos gracias porque nos ha elegido como sus instrumentos para que sean muchos los que se conviertan y sigan su camino por medio nuestro a través de la gracia que Dios ha depositado en nosotros. Seamos luz del mundo para que ayudemos a nuestro Padre a buscar esa oveja que aún está perdida. Seamos sal para darle sentido a la vida del prójimo presentándole a un Dios vivo y lleno de amor por cada uno de nosotros.


Así como “no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón” Dios no espera que te quedes ‘callado’ con la luz que recibiste de Él, con los dones que ha puesto en ti ve y lleva la Buena Noticia que ilumine a todos a seguirle.
Estamos llamados a ser sus testigos... anunciemos al mundo que somos de Cristo.



miércoles, 8 de mayo de 2013

Sal y Luz del mundo (Mateo 5;13 - 16)


Jesús quería que sus seguidores entendieran que Él quería que hicieran una diferencia en (cambiaran/mejoran) el mundo. Jesús les dijo que debían ser como la sal. La sal es necesaria para cocinar y para preservar la comida. Cuando la gente le pone sal a la comida hace que las cosas tengan buen sabor. También se puede usar para mantener las cosas frescas.
Como seguidores de Jesús, necesitamos mostrarles a otros que NECESITAN A DIOS. Necesitan saber lo bueno que es Dios para que ellos también tengan el deseo de conocerlo. Necesitamos mostrarles lo bueno que es el amor de Dios – el sabor del amor de Dios.

Pregunte: ¿Cómo podemos mostrarle a la gente lo bueno que es Dios?

(ayudando a otros, compartiendo el amor de Dios con otros, siendo obreros de paz, orando
con otros)

La sal sin sabor no se puede usar. Dios quiere que lo sigamos y vivamos por Él.
Cuando hacemos eso, la gente ver el amor de Dios en nuestras vidas. Dios quiere usarnos para alcanzar al mundo.
Jesús también les dijo a los discípulos que necesitaban ser como una luz. De la manera en que encendemos una luz en un cuarto oscuro, debemos dejar que otros vean el amor de Dios (la luz) en nosotros. Dios no quiere que tengamos vergüenza hablar de Él.

martes, 7 de mayo de 2013

La Señora Manzana...


Érase una vez, una manzana golden que siempre había vivido en un frutero. Llevaba tanto tiempo en ese recipiente, que ya estaba arrugada y un poco pocha…
Un día, uno de los niños de la casadecidió comérsela, y cuando le dio el primer bocado, lo escupió rápidamente porque le sabía muy mal.
Después de esto, la señora manzana fue lanzada hacia la basura, pero algo la paró y la volvió a dejar en el frutero.. Era la madre de ese niño, que a la vez que devolvía la manzana al frutero, le decía a su hijo: “Niño, si no te gusta la manzana es porque le has dado un bocado en una mala zona, pero esta manzana está riquísima“.
El niño volvió a probar la manzana, y su madre tenía razón, la manzana estaba buenísima. Entonces comprendió que no debía tirar la fruta a la basura así, tan fácilmente.
FIN
Moraleja: No hay que tirar nada de comida a la basura siempre que se pueda aprovechar. Hay mucha gente con hambre en el mundo, y debemos pensar que, tirar comida es un lujo que no nos podemos permitir.
Cuentos cortos para niños escritos por: www.cuentosinfantilescortos.net (es un seudónimo).

viernes, 3 de mayo de 2013

Hagamos algo por los demás...

Coca-Cola te invita a volverte loco y hacer cosas buenas por los demás. Música: "Give a Little Bit" escrita e interpretada por Roger Hodgson...